“Año del Bicentenario del Perú: 200 años de Independencia”          

En la cancha del Congreso está el balón tributario

La primera impresión de los analistas y especialistas en sistemas tributarios es que el proyecto de reforma estructural presentado por el Ministerio de Hacienda es ambicioso, bien elaborado y corrige muchas de las asimetrías que permanecen vigentes en nuestros tributos.

Tiene varios problemas de agenda o cronograma que harán que las discusiones en la Cámara de Representantes y el Senado sean fugaces y no haya mucho tiempo para que los colombianos puedan ver y escuchar posturas en pro y en contra de la actualización tributaria, que no busca cosa diferente a garantizar los recursos necesarios para reducir el déficit fiscal, financiar las obras de interés nacional y poder cumplir con la inversión social para los próximos años.

Hay dos fantasmas que se ciernen en la necesaria discusión del proyecto de ley de reforma tributaria estructural. El primero tiene que ver con el “guayabo del plebiscito” que aún no disipa en el aroma nacional partido entre el Sí y el No; actitud que divide a los colombianos en dos bandos enceguecidos con posturas individuales que hacen perder en el horizonte el precepto de que el bien común está por encima del interés particular. Cuando se enfrentan debates, polémicas, análisis de casos y tertulias menores sobre el tema de los tributos, queda en el ambiente la desinformación reinante y las posturas basadas en mitos y verdades a medias. El país económico debe superar los bandos y avanzar en la construcción de un Estado con los recursos necesarios para enfrentar la lucha contra la pobreza y la desigualdad.

El segundo fantasma a la hora de discutir la reforma tributaria tiene que ver con el tiempo de elecciones presidenciales que se avecina y que marcará una buena parte del calendario del nuevo año. Ya se sienten en el Congreso de la República las alianzas políticas de cara a los comicios y las necesidades de financiación que dejan ver los representantes y senadores para sus próximas campañas. Muchos acuden a empresarios para que patrocinen su objetivo de reelección, acción que les hace trabajar por intereses particulares en la discusión tributaria. El actual Congreso es uno de los mejores de las últimas décadas, los escándalos han brillado por su ausencia y hay senadores que han logrado solidificar credibilidad con sus electores y en la opinión pública, dos valores que no deben dejar perder en una de las discusiones legislativas más importantes para la economía.

La reforma tributaria estructural es un gran paso para la formación de un sistema de tributos más moderno y equitativo que genere empleo formal. Tiene muchas cosas buenas, pero eso no lo excluye de una buena discusión en donde se eviten los tradicionales micos y se editen esas iniciativas de nuevos tributos teledirigidos a sectores que les están aportando a la economía. Esperamos una buena discusión y una buena reforma.

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Reynaldo Nuñez

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