En diferentes momentos han habido procesos donde se ha impuesto grupos aristocráticos saliendo de los márgenes democráticos del país. Hasta el momento el financiamiento de las campañas sigue siendo el lado oscuro de la política. Dinero del estado peruano y de procedencia ilícita llega a manos de los partidos para solventar campañas de personajes de dudosa reputación. Ahora estamos viendo nuevamente los acomodos y reacomodos políticos de cara a los comicios de 2022. Las ambiciones pesan por sobre de todo, no hay otro interés. Alcaldes distritales quieren ascender a la provincia y las autoridades provinciales intentan el poder regional. Para estos personajes que han empezado la campaña política con prácticas nefastas de compra de conciencia, no los interesa el servicio que es un principio de la política; sino servirse y seguir viviendo del dinero de todos los peruanos.

Las artimañas de éstos politiqueros se están haciendo visible con el despliegue de apoyos para abrir trochas carrozables en las comunidades campesinas; así como capturar a dirigentes para torcer la voluntad popular a cambio de dinero y otros servicios. A esto se suma el transfuguismo. Con tal de estar en contienda electoral, no importa cuál sea el partido político. Parece que todo lo arregla el dinero y los dueños de los partidos negocian los cupos al mejor postor. En política en nuestro país estamos de mal en peor. El descrédito de la política está muy ligado a los diferentes gobiernos. Los gobernantes buscan enriquecer sus entornos sociales.

Lo han mirado a la patria como un lugar para saquear las riquezas, más no piensan en darle un valor agregado a las potencialidades que poseemos para tener un país industrializado. La política en el país es sinónimo de corrupción, sobreexplotación, maltratar y no respetar a un pueblo y utilizarlo a la democracia en un proceso electoral para sacar ventaja a espaldas de la ciudadanía. En el Perú no hay una ventana que alumbre un nuevo camino de cambio. Estamos con poderes cuestionados y que la población no le tiene confianza. En las próximas contiendas electorales de 2022, esperamos que la ciudadanía madure y analice al candidato en todos los aspectos. No se trata de elegir a quien regala o da apoyos por doquier; se trata de apoyar al mejor vecino, a la persona que tenga las credenciales éticas y morales. Por sobre de todo tenga vocación de servicio y que mira a la persona como el centro de atención para darle dignidad y mejores condiciones de vida. (Por: Reynaldo Núñez Idrogo).