Los jóvenes hicieron temblar a los viejos políticos, poniendo en práctica la frase de Manuel Gonzáles Prada, en el Politeama “¡Que vengan árboles nuevos a dar flores nuevas y frutas nuevas! ¡Los viejos a la tumba, los jóvenes a la obra!”. La triste realidad del Perú, hizo reaccionar a la juventud, poniendo de manifiesto el coraje, la valentía y que no debemos ser cobardes ante gobiernos golpistas y conspiradores que por años nos han sumido en el atraso y en la pobreza.

Es hora que la juventud haga vida política y destierre aquella afirmación “yo no soy político”, aquella tremenda equivocación de sostener que la juventud debe ser “Apolítica”. Nada más falso y fuera de concepto, porque si se tiene en cuenta que es la juventud el presente y el futuro de la sociedad, es contradictorio avalar este concepto. ¿Cómo queremos entonces que los futuros gobernantes, los futuros dirigentes que tomen el timón social no conozcan nada de política, no tengan por lo menos una mínima preparación y conocimiento de la realidad a la que se van a enfrentar?. Hoy más que nunca, en esta sociedad virtual y globalizada, se puede cohesionar el tejido social, bajo un liderazgo serio y responsable. Es momento de construír Estado desde las aulas universitarias, desde los institutos y de cualquier espacio social.

El Perú nos pertenece a todos, no es de una elite o grupos aristocráticos. ¡No permitamos que los políticos voraces, disfrazados de gobernantes, acaben con nuestra naturaleza, destruyan nuestros ríos, contaminen el ambiente, mutilen nuestro territorio, conviertan a nuestro suelo en cementerios, acaben con nuestras esperanzas, con nuestras vidas!. Que el despertar de la juventud, sirva para defender los derechos humanos, el empleo que debe ser una prioridad de todo profesional y de todo ciudadano. Que la protesta sea permanente por una educación de calidad, por una mejor salud, atención al agro y todos los demás sectores.

La manifestación de la juventud logró un título: “Generación del Bicentenario”, el cual implica un compromiso mayor, luchar por una verdadera revolución social en el país, con mentes renovadas y acercándose cada vez a ocupar los espacios del Estado para enarbolar una patria justa. Los que pisan el umbral de la vida, se juntaron hoy para dar una lección a los que se acercan a las puertas del sepulcro. La nueva generación levantó las banderas en medio de un escenario complicado, pero que definitivamente se tiene que buscar el camino de la libertad. Hay que seguir la huella de los antepasados que brillaron, no de los golpistas y conspiradores. En los espacios de análisis y debate, debe estar un joven. Los políticos de reciclaje deben ser ignorados. ¡Que no se apague la voz de la juventud!. (Por: Reynaldo Núñez Idrogo).